Colágeno | Fuente de la juventud
La palabra colágeno alude a la curación y la unión. Se deriva de las palabras griegas kolla (pegamento) y gennao (produzco). Un "productor de pegamento" es una representación adecuada del colágeno, ya que esta proteína estructural intercelular juega un papel fundamental en mantener unido el cuerpo.
El colágeno es la principal proteína de la piel y la proteína más poderosa de nuestro sistema. Representa el 60% del contenido total de la piel y el 30% de todo el contenido de proteínas del cuerpo. Sus mayores cantidades se encuentran en la piel, el sistema esquelético, los órganos de la vista, los riñones, el hígado y el tracto digestivo. La matriz extracelular, conocida como ECM, en la que se sumerge el cuerpo, contiene colágeno que fluye alrededor de los órganos, complementando los defectos estructurales existentes.
La función principal del colágeno es dar flexibilidad, tono y elasticidad a la piel, así como hidratar y estimular. Se encuentra en la capa de la dermis almacenando y liberando agua para mantener el nivel óptimo de textura y la renovación constante de las células, evitando así la formación de arrugas y estrías. El colágeno es producido por fibroblastos, las células de los tejidos conectivos. El recambio de colágeno se produce a lo largo de la vida de un organismo humano. Su ciclo de renovación es cada 140-160 días: el colágeno gastado se degrada y se reemplaza la escasez
Más de 20 tipos de colágeno se encuentran naturalmente en el organismo humano. El colágeno tipo I, es el colágeno más abundante en el cuerpo humano y se sabe que mantiene la integridad de la dermis y la ECM. Es cierto que el envejecimiento de la piel está relacionado con la reducción del colágeno tipo I. La síntesis de este tipo de colágeno en la piel tiene lugar no solo en los fibroblastos, sino también en la capa de queratinocitos de la epidermis.
A partir de los 25 años, los suministros naturales de colágeno se debilitan y se vuelven menos productivos. El cuerpo comienza a perder su capacidad para crear nuevo colágeno, perdiendo colágeno a una tasa del 1,5% anual. Los radicales libres y las toxinas destruyen las fibras de colágeno y la reducción de los niveles de cobre, vitamina A, C o E en el cuerpo afecta negativamente la producción natural de colágeno. La falta de colágeno nuevo conduce a una serie de síntomas asociados con el envejecimiento: flacidez, líneas finas, arrugas, sequedad, decoloración y tono desigual de la piel.